jueves, 13 de febrero de 2014

Luis Vicente Zubizarreta



Zubizarreta, Luis Vicente. Insider Uruguayo. Apodado “chueco”, llegó proveniente de Bella Vista de Uruguay a Talleres en 1926 cuando, año en que jugó en 25 ocasiones en las que hizo seis goles y fue el máximo artillero albirrojo, condición que repitió al año siguiente, vistiendo la casaca albirroja en 31 partidos, señalando 8 goles. Para 1928,  disputó 34 encuentros con 7 tantos. En 1929 contabilizó 15 presencias con 4 goles. En el certamen de 1930 estuvo en 31 partidos con 6 goles. 
Sin contar Copas Competencia, en la era amateur, jugó 136 partidos y marcó 25 goles y con la llegada del profesionalismo totalizó 69 partidos con 10 goles. Es decir que jugó en Talleres 205 partidos y marcó en 35 ocasiones. ( en la imagen aparece en un encuentro de 1933 frente a Vélez Sarsfield en Escalada)


 En 1931 estuvo en 25 encuentros, en los que señaló 4 tantos. Pasó a San Lorenzo en 1932, aunque sólo jugó 3 partidos, con 2 goles. Debutó el 25 de Abril frente a Lanús, y marcó 2 tantos. Ese mismo año, estuvo en tratativas con Peñarol, y jugó en el fútbol uruguayo. Retornó a Talleres en 1933, y participó de 19 encuentros, con 4 anotaciones. Para 1934, sólo estuvo en 2 partidos de la Unión Talleres- Lanús. A comienzos de 1935, el boletín de A.F.A. publicó que había rescindido su contrato con Talleres. Continuó en Talleres en 1935, torneo en el que se desempeñó en 19 ocasiones, y marcó 1 tanto. Durante 1936 no jugó, y tuvo un paso fugaz durante el Torneo de 1937, ya que participó de 3 encuentros en los que anotó un gol( también ese año fue parte del equipo de Segunda)
Fue el segundo futbolista uruguayo en vestir la camiseta de Talleres. El primero había sido Armando Artigas. Dirigió a Talleres en la década del 50’. Fue uno de los mas destacados futbolistas de toda la historia de Talleres, y una referencia ineludible en la segunda mitad de la década del 20 y los primeros años de la década del 30'. 


Según el periodista de Borocotó (El Gráfico Nº 963, 22/12/37) “fue extraordinario”. “Su bohemia y su condición de extranjero impidió que llegara a cubrirse de la gloria de que otros participan, pero en esos pagos del sur no pasó otro delantero de su capacidad. Ya veterano, golpeado y con un montón de asadores bañados en generoso “vinacho”, todavía se viste de corto y de tanto en tanto nos da la punta de la madeja para que, tirando de ella, podamos deducir lo que habrá jugado en sus buenos tiempos. Hizo cátedra, la dio como se la pidieran, gestó innumerables goles de Lamanna, y cuando el centro fue transferido a Independiente y no respondió como en Talleres, decía Zubi: -Que lo traigan y Hugo vuelve a ser lo que fue”. 


En Talleres Zubizarreta era el hombre orquesta, y lo sabía muy bien el entrenador de Boca, Mario Fortunato, quien lo primero que determinaba era de que el centre half marcara a Zubizarreta casi en forma exclusiva( Borocotó – El Gráfico – nº 927 – 17 de abril de 1937)

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