Tras la asamblea
realizada el pasado 13 de mayo, en la que se renovaron autoridades, fue elegido
como presidente el socio Alejandro Taraborrelli, apoderado legal del club, que
asumió en lugar de Sergio Míguez, quien ocupa actualmente la segunda vicepresidencia.
Cuando una institución,
un club o una empresa muestra buena salud, se multiplican aquellos que quieren
encargarse de los destinos, de ponerse al frente de las decisiones. Lo contrario ocurre cuando
se transita la senda de las malas, cuando se hace todo cuesta arriba . Y algo así le pasó a Talleres: un Talleres
que en 2003 estaba sumido en un estado que al recordarlo se nos hace un nudo en
el estómago. En ese contexto, un grupo de socios se propuso comenzar a trabajar
para intentar la recuperación. Y por esas cosas, que en su momento parecen
insignificantes, en una de esas reuniones el recordado Víctor Flora le dijo a
Sergio Míguez, que “el debía ser la cabeza de grupo”.
Con el tiempo
transcurrido y el acompañamiento de otros socios, la situación comenzó a
encaminarse lentamente y con el transcurso de los años, cinco años desde
aquella jornada hasta aquél diciembre de 2008, Talleres pudo volver a manos de
los socios. Una jornada que vista en perspectiva histórica, puede calificarse de
refundación de nuestra institución. Toda la historia albirroja esta jalonada de
dificultades: desde la primera disolución del club en 1909, pasando por la reorganización
de 1914, las finales perdidas por el ascenso, la gloria de llegar a primera en
1925, los diez años que nos costó pagar las cuatro hectáreas que hoy ocupan el
campo de deportes, el descenso a segunda, hasta la construcción del natatorio olímpico, y la
lista se extendería mucho más. Sin ayudas del poder político, y aún cuando la hubiera habido, fue siempre mínima, exigua.
Y vemos siempre que ha sido todo con esfuerzo:
la matriz obrera del pueblo de Escalada
no podía sino ofrecer otra cosa a su hijo pródigo, a su Talleres. Cambian los
tiempos, cambian las sociedades y el club, sigue ahí, a la vuelta de nuestra
casa, como siempre, pero los esfuerzos por hacerlo funcionar, crecer, y hacerlo
sentir nuestro lugar, continúan como hace 100 y pico de años.
La labor que ha
desarrollado la Comisión de apoyo, encabezada por Sergio Míguez, y la
continuación de su labor a través de la Comisión Directiva que la sucedió, es
difícil de catalogar en unas pocas palabras. Mas allá de los errores en los que
se pudo incurrir, sería injusto que la
historia no reconozca en toda su dimensión la tarea desarrollada para que
Talleres siga vivo. Y que ese reconocimiento, que a veces queda plasmado en un
nombre, una sala o un gimnasio, exceda con el paso de los años meramente una
denominación, para que tengamos presente que gracias a un dirigente como Sergio
Míguez y a todos los socios que lo acompañaron, hoy Talleres puede seguir siendo nuestra casa, para todos aquellos que
los sentimos nuestro al club .
Para que siga siendo nuestro lugar en el mundo. Y el mas lindo de todos.
Gracias Sergio Míguez